Qué bonito sería sentirte tan enamorada de tu pareja como el primer día, y además enamorarte del padre que es? Y sentir que él apoya por completo la madre que tú eres, que apoya todas tus iniciativas, aunque a veces no esté de acuerdo?
Quizá ahora esto te parezca de comedia romántica, lo sé.
Pero es posible.
Para entender el drama cotidiano en el que estamos inmersas cuando sentimos que no nos entendemos que nuestra pareja desde que somos padres, tenemos que hacer un viaje de ida y vuelta al pasado para ver los puntos de ruptura. Reparar e iniciar el viaje de retorno hacia la idea de familia que un día quisimos formar.
Muchas parejas achacan todo al estrés de la crianza pero la realidad es que ya había desacuerdos desde antes sólo que es ahora, cuando se han puesto de manifiesto.
¿Por qué?
Porque hemos cambiado de prioridades, porque hay más carga mental, más situaciones por resolver, más decisiones que tomar, más trabajo, más cansancio. Todo esto deja hace que las diferencias sean más visibles.
Y si no estamos alineados, no nos hemos tomado tiempo para mejorar nuestra comunicación, crear nuevos acuerdos en cuanto al reparto de tareas y definir cómo queremos criar a nuestro hijo….es realmente díficil que esto simplemente fluya. Sobre todo si ya existían conflictos entre nosotros.
Si por el camino nos hemos hecho daño con acusaciones, incomprensión, invalidación…la relación puede estar en quiebra.
En la búsqueda de soluciones tienes que empezar por ti misma.
Si realmente deseas encontrar soluciones y recuperar - o crear bienestar- para tu familia, lo primero que necesitas es una alta dosis de compromiso y apertura al cambio. Si todo es culpa del otro y sólo el tiene que cambiar cosas, no vamos bien.
Necesitas un cambio de perspectiva, ampliar tu visión, elevar tu consciencia, que no quiere decir otra cosa que "darte cuenta". Desde el mismo lugar mental y emocional donde iniciamos el conflicto no vamos a poner resolverlo.
El primer cambio de perspectiva es entender que cuando tú tienes un problema, tú eres parte de ese problema. Sé que suena mal, pero míralo sin juicio. Si ves los probelmas frente a ti en lugar de verlos desde detrás de ti (es decir, incluyéndote) entonces también tendrás el poder de verte como parte de la solución.
Las cosas que para ti representan un problema para otras personas no lo son, y el denominador común que tienen todos tus problemas eres tú. Debes darte cuenta de esto para tomar responsabilidad y acción.
Todo cambio va de dentro a fuera, y sólo ese cambio de perspectiva te saca del rol de víctima.
No se trata de sentirte culpable, sino de entender que un problema siempre es cosa de dos. Eso cambia nuestra energía, nos otorga apertura a la reconciliación.
Junto a este cambio de perspectiva, te propongo un cambio de consciencia. Y es acerca del impacto del conflicto que estáis manteniendo.
Espero que sirva para apoyarte con tu compromiso ;
El mayor perjudicado es vuestro hijo. En primer lugar los niños necesitan un ejemplo de relación sana que poner imitar. Y en segundo lugar, es muy probable que rabietas, malos comportamientos o incluso dificultades de sueño sean consecuencia del conflicto que se respira en casa. Desecha la idea de que los bebés y niños no se enteran de nada, precisamente son expertos en lenguaje no verbal y en captar la energía de las personas, particularmente las de mamá y papá pues son los responsables de su supervivencia y bienestar. Y un niño que no se porta bien es un niño que no se encuentra bien.
No abandones tan rápido tu sueño de crear una familia feliz, no perfecta, feliz.
Comienza por hacerte las siguientes preguntas y responderte a ti misma con total honestidad.
1. ¿Expresas clara y asertivamente lo que necesitas en cada momento, sin esperar que el otro lo adivine?
Muchas mujeres me contestan a esta pregunta que hay cosas que son obvias. Esta creencia nos llena de resentimiento e imposibilita relaciones sanas.
Deja de lado expectativas sobre tu pareja que quizá sean poco realistas y comienza a expresarte con claridad. No, no lo ve.
Tu pareja no piensa ni siente igual que tú ni tiene el mismo vínculo con vuestro hijo/a. Y eso no le hace peor. Simplemente diferente.
Si no te expresas no hay comunicación posible.
2. ¿Observas honestamente si te sientes mejor que tu pareja o buscas quedar por encima? ¿Inicias a veces un sprint por llevar la razón?
Esto, al igual que la anterior pregunta, es un patrón relacional que te lleva al conflicto.
¿ Has observado esta actitud hacia los hombres en algunas mujeres de tu familia? ¿En tus amigas?Esto puede darte pistas. Puedes seguir así y hasta convencerte de que eres mejor pero eso te llevará a sentirte infeliz y a trasladar el mismo patrón a tus hijos.
3.¿Sientes que tu pareja es incompetente en la crianza y al tiempo le criticas porque no se ocupa o se desentiende?
Lo que sucede es que al invalidar cada decisión que el otro toma, el otro evitará tomarla para evitar el conflicto. Y la evitación hace el conflicto aún más grande. A nadie le gusta sentirse criticado. En su lugar puedes preguntarle por sus motivos para hacer las cosas de una u otra manera.
Deja de lado el perfeccionismo o que existe una única manera de hacer las cosas con vuestro hijo. Esto es imprescindible para dejar de discutir y empezar a llegar a acuerdos. Para vuestro hijo lo más importante es sentir que os respetáis, lejos de actitudes de ironía, ignorar al otro o silencios incómodos. Piensa siempre en qué ejemplo os gustaría dar.
Si has contestado que sí sólo a una de estas tres preguntas, muy probablemente exista un desequilibrio importante, un patrón de comportamiento que necesita ser reconocido para poder cambiarlo.
Una vez hayas hecho estas reflexiones centradas en ti, en tu estilo comunicativo y tus sentimientos, es momento de iniciar un acercamiento.
Primero vamos a alinar tu energía y pensamientos con este ejercicio. ¿Por qué? Porque no vale de nada acercarte sino estás alineada con la comprensión y la compasión.
Coge papel y boli y escribe todo aquello que sientes que puedes agradecerle. TODO, desde que le conociste hasta ahora, no escatimes. Si trabaja y trae un sueldo que os permite vivir bien, (aunque tú también lo hagas) si es ordenado, si es divertido, recuerda todo aquello que te gusta y por lo que te sientes agradecida.
A continuación escribe en primera persona todo aquello que sientes que le reprochas o por lo que te sientes resentida. No tú has hecho que o tú me dijiste que…sino “siento dolor por aquella situación en la que actuaste así” ponlo siempre en primera persona, en tus sentimientos. No buscas culpar sino encontrar comprensión para que pueda darse un entendimiento.
Crea otra lista con todo aquello por lo que crees que deberías disculparte y que hemos revisado en la búsqueda de soluciones.
Y por último expresa lo que necesitarías de él /ella junto a una sugerencia de toma de acción , es decir un primer paso para encaminaros hacia ello. Por ejemplo, necesito que cada domingo organicemos la semana definiendo quién se ocupa de qué de una manera más equilibrada,cojamos la agenda.. necesito más tiempo junt@s y sol@s, pues el paso sería buscar una canguro para un par de horas, y/o definir un plan que os guste, como ir a aquel restaurante que queríais probar…poner fecha y hora.
Antes de ponerte en marcha con este ejercicio puedes comunicarle a tu pareja que estás revisando tu manera de actuar, qué hay en ti que falla para poder reconstruir vuestra relación. Y que cuando hayas hecho el ejercicio, en unos días o mañana, te gustaría hablar con el. Quizá si está receptivo/a, puedes decirle si quiere hacer el mismo ejercicio. En cualquier caso esto ayudara a que bajen las actitudes defensivas y pueda crearse una comunicación auténtica. Y perder el miedo a las terrorífica afirmación “tenemos que hablar”.
Por último, al entablar conversación con tu pareja, asegúrate de haber entrado tras este ejercicio en un estado de comprensión mayor al que tenías antes, de compasión. Empieza por decirle “te agradezco que…..
seguido de “siento que yo hay podido molestarte/alejarte/herirte con mi actitud cuando he actuado así …asao…
“Lo que me pasa es que siento que….necesito más comprensión por tu parte, más cuidado, que me digas que lo hago bien…por eso estaba molesta y resentida.
y por último “necesito de ti que, en la medida de lo posible…y acabas con te quiero, te amo, te estimo….y quiero que seamos felices y estemos bien por nosotros mismos y por ….
Tómate el tiempo que necesites para salir del enfado y abrir tu corazón.
Me encantará saber si lo has puesto en práctica, cuáles han sido tus tomas de consciencia, y si sientes que necesitas apoyo con este ejercicio y la situación te supera, estoy aquí para ayudarte.
No minimices la situación en la que estás,
recuerda que mereces ser feliz,
que eres la Guía de un ser que ha venido a este mundo a través de ti y te necesita feliz, que saber pedir ayuda te hace fuerte,
y que no tienes que hacerlo sola.
Te abrazo fuerte.
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