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¿Te sientes desbordada como madre? Descubre aquí las razones

¿Te sientes desbordada como madre? Descubre aquí las razones
¿Te sientes desbordada como madre? Descubre aquí las razones

¿Te encuentras en esa época más allá del postparto, donde sientes que no acabas de sentir equilibrio en tu vida tras la maternidad? ¿Te sientes todavía en pleno tsunami y a veces te sientes desbordada, superada? Quizá gritas, pierdes los nervios y estás en la rueda de la culpa. Y quiero acompañarte a salir de ahí.

Son muchos los momentos en los que nos podemos sentir sobrepasadas. Tendemos a pensar que las circunstancias externas, la carga mental, las responsabilidades, el cuidado del pequeño/a...es lo que determina nuestra sensación de desborde emocional. Sí y no. 

Se puede responder de otra manera cuando nos sentimos abrumadas, o incluso empezar a revisar qué podemos hacer para sentirnos más ligeras. Reaccionar con estrés es en gran medida, una reacción aprendida, y por tanto, puedes plantarte y decidir aprender a reaccionar de otra forma.

Es cierto que no es fácil, pero más difícil es vivir con este estrés. Mirar luego atrás y arrepentirte de no haber disfrutado de tu hijo, de esta etapa, de tu familia, y en definitiva, de la vida. Que sólo tienes una.

¿Qué es sentirse "sobrepasada" como madre?

Te sientes sobrepasada cuando sientes que no consigues atender las demandas de tu hijo/a con calma. 

Cuando te invade el nerviosismo porque tu hijo no actúa como le estás pidiendo.

 Cuando no llegas a las tareas que te has propuesto hacer.

Cuando tus emociones te arrastran hasta el punto de perder el control.

Cuando tu diálogo interno es muy negativo, lleno de juicios y recriminaciones a ti o a los demás.

Cuando sientes que lo que te sucede es injusto y no lo aceptas.

Estos pensamientos y emociones se instalan en nuestros días principalmente por tres razones. 

La primera son unas expectativas poco realistas. Creíamos que la maternidad era otra cosa. Que no afectaría como nos afecta a todas las áreas de nuestra vida, y si ya había un área en desequilibrio, la hace aún más visible. El cansancio, la dedicación, la negociación constante cuando empiezan a decidir pequeñas cosas, conciliar, ponerse deacuerdo con la pareja, sentirte apática, sin apenas vida social...

Las expectativas asociadas al comportamiento de tu hijo/a. Tenemos unas ideas muy alejadas de lo que podemos esperar en este sentido. Realmente desconocemos cómo funciona el cerebro y emociones de un bebé y un niño pequeño. Por lo tanto hay veces que esperamos una respuesta que no están preparados para dar. Y reaccionamos mal.

En este sentido, por más que queramos criar de una manera más respetuosa, solemos tomar (de manera inconsciente) el modelo de la generación anterior. ¿Por qué nos pasa esto?

Porque para romper con ciertas actitudes  necesitamos reconocer el dolor de una crianza propia, que quizá estuvo alejada de lo que nuestra niña necesitó, para no volver a reproducir patrones. Empezando así a sanarlo.

La segunda es que nos falta regulación emocional, venimos de una generación donde las emociones eran reprimidas e invalidadas. Nos convertimos en mamá con muchas heridas sin sanar. Actuamos con nuestros hijos con la tendencia a reproducir el mismo modelo. Nos sentimos como nos sentimos porque tenemos un patrón de pensamiento creado en esa infancia sin sanar. Aqui se generaron patrones y creencias contra los que luchamos en el día a día. Ya que aunque deseamos actuar con paciencia y respeto, tenemos tendencia a estallar. 

Esto no sólo nos instala en la culpa, sino que nos desconecta de nuestros hijos, porque sabemos que les estamos dando justo un modelo de comportamiento que no deseamos trasladarles.

Para que tu hijo/a aprenda a regular sus emociones necesita un ejemplo sano de mamá y papá. 

Porque educamos con el ejemplo y no con el discurso.

La tercera, las necesidades no satisfechas (de la adulta que somos hoy) y los límites que no hemos puesto. Suelen mostrarse en nuestro malestar, malhumor, sensación de sentirme al límite...Porque por supuesto que podemos hacer frente a situación complejas y estresantes. Pero es infinitamente más difícil dar una respuesta calmada cuando no tenemos nuestras necesidades emocionales y de autocuidado cubiertas, cuando estamos estresadas o cansadas, y sentimos que no se respetan nuestros límites. Si no tienes la suficiente calma, descanso, apoyo, comprensión y cuidado propio, vas a sentirte abrumada. De hecho las necesidades no satisfechas de hoy y los limites no puestos tienen todo que ver con la niña que fuiste.

Como ves, cada una de estas razones hila con la anterior. 

Pongamos solución.

Pretender que las cosas se arreglen solas cuando las circunstancias externas cambien, es una forma de autoengañarnos. Todo aquello que no miramos con honestidad y no decidimos ponerle remedio, se acabará enquistando. Piensa que serás madre toda tu vida y cada etapa tiene diferentes retos para los que necesitas prepararte.

¿Cómo?

Trabajando en ti, sanando patrones y creencias que no te ayudan a ser la madre que tú quieres ser, aprendiendo a pedir apoyo, comunicándote de manera más efectiva, entendiendo cómo funciona el cerebro y emociones de tu pequeño para acompañarlo sin desbordarte. Mejorando tu estilo comunicativo con tu pareja.

Dándote espacio para cuidar de ti y mirar adentro tuyo.

Nadie nos dijo que la maternidad es un camino de crecimiento, de aprendizaje. Que pide de ti un cambio para evolucionar. 

Con menos conflictos y sin sufrir tanto. 

Asumiendo que te faltan recursos y que simplemente los tienes que adquirir.

No tienes que hacerlo sola.

Ninguna madre debería maternar sola.

Estoy aquí para ti.

He creado una serie de audios para apoyarte en tu proceso a una maternidad más plena, con menos culpas, sin estrés y sin renuncias. 

Puedes acceder aquí para recibirlos. 

https://elcaminodesermadre.com/audios-op-v2

Estamos en un momento como mujeres en el que podemos dejar de maternar con estrés y sacrificio, y escoger dar un ejemplo diferente.

 

Tienes el poder de decidir cómo vivir tu maternidad.